Con el entusiasmo que los caracteriza
todos los niños del mundo promueven de diversas formas hoy el Día
Internacional de la Infancia instituido por la Asamblea General de
Naciones Unidas en 1956.
En Cuba lo celebran de manera especial porque son privilegiados, pues cuentan con un cuerpo legislativo creado por la Revolución, dedicado a garantizar la supervivencia, su desarrollo, protección y participación, existe un Código de la Niñez y una ley de la maternidad, con extraordinarias ventajas para la madre.
Pensemos en que ellos son la población vulnerable que más se afecta frente a la actual crisis y el bloqueo económico, financiero y comercial a que es sometida la isla desde hace más de cinco décadas.
Si nos detenemos solo en el sector de la salud no podemos dejar de mencionar como esa política hostil impide la adquisición de medicamentos para los niños con leucemias agudas, maximizan las restricciones para el envío de donación de medicamentos por organizaciones norteamericanas cuya demora interrumpe los tratamientos por ejemplo de hemopatías malignas.
Cuba tiene que adquirir fármacos en terceros países, incrementándose los costos por transporte y almacenamiento, sin embargo, a pesar de todos los obstáculos los médicos cubanos se crecen y garantizan a los pacientes una atención especializada gratuita.
Aquí todos los niños y niñas, tienen los mismos derechos sin importar su raza, su religión, su procedencia o las ideas de sus padres, tienen derecho a vivir, a desarrollarse y a alcanzar su máximo potencial en la vida que incluyen la alimentación, educación, el juego y el descanso, actividades culturales y hasta conocer de sus propios derechos.
Cada infante cubano está protegido contra 13 dolencias, algunas de las cuales constituyen flagelos en muchos países de América Latina y África, como la Poliomielitis, Tuberculosis, Difteria, Tétanos , Tos ferina, Sarampión, Hepatitis, entre otras y constituyen una prioridad aquellos con necesidades especiales.
Pienso que dedicar este día a la infancia no basta, dediquémosle entonces todos los días de la vida para multiplicar su alegría en cada colectivos de primaria, secundaria básica, enseñanza especial, círculo infantil, parque o barrio y sirva para hacer un llamado sobre las necesidades de los más pequeños y para reconocer la labor de las personas que cada día trabajan para que ellos sean felices y tengan un futuro mejor.
En Cuba lo celebran de manera especial porque son privilegiados, pues cuentan con un cuerpo legislativo creado por la Revolución, dedicado a garantizar la supervivencia, su desarrollo, protección y participación, existe un Código de la Niñez y una ley de la maternidad, con extraordinarias ventajas para la madre.
Pensemos en que ellos son la población vulnerable que más se afecta frente a la actual crisis y el bloqueo económico, financiero y comercial a que es sometida la isla desde hace más de cinco décadas.
Si nos detenemos solo en el sector de la salud no podemos dejar de mencionar como esa política hostil impide la adquisición de medicamentos para los niños con leucemias agudas, maximizan las restricciones para el envío de donación de medicamentos por organizaciones norteamericanas cuya demora interrumpe los tratamientos por ejemplo de hemopatías malignas.
Cuba tiene que adquirir fármacos en terceros países, incrementándose los costos por transporte y almacenamiento, sin embargo, a pesar de todos los obstáculos los médicos cubanos se crecen y garantizan a los pacientes una atención especializada gratuita.
Aquí todos los niños y niñas, tienen los mismos derechos sin importar su raza, su religión, su procedencia o las ideas de sus padres, tienen derecho a vivir, a desarrollarse y a alcanzar su máximo potencial en la vida que incluyen la alimentación, educación, el juego y el descanso, actividades culturales y hasta conocer de sus propios derechos.
Cada infante cubano está protegido contra 13 dolencias, algunas de las cuales constituyen flagelos en muchos países de América Latina y África, como la Poliomielitis, Tuberculosis, Difteria, Tétanos , Tos ferina, Sarampión, Hepatitis, entre otras y constituyen una prioridad aquellos con necesidades especiales.
Pienso que dedicar este día a la infancia no basta, dediquémosle entonces todos los días de la vida para multiplicar su alegría en cada colectivos de primaria, secundaria básica, enseñanza especial, círculo infantil, parque o barrio y sirva para hacer un llamado sobre las necesidades de los más pequeños y para reconocer la labor de las personas que cada día trabajan para que ellos sean felices y tengan un futuro mejor.
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