Como ya es tradicional cada 18 de
junio, el pueblo de Cuba le rinde tributo
a la heroína de la lucha clandestina y guerrillera, Vilma Espín
Guillois. Este año no será diferente.
Es imposible
no recordar a esa bella mujer que brilló
con luz propia. Desde que tuve uso de razón solo
conocí de ella su valentía, gran
sentido de humanidad, amor al estudio,
al trabajo, siempre inculcando
valores humanos sensibilidad humana, ejemplo de madre y mujer.
Al cabo de 10
años de su desaparición física todos la
recuerdan como la fundadora de la
Federación de Mujeres Cubanas en 1960, la conductora principal de las acciones
políticas y estatales para materializar el acceso pleno de la mujer cubana a
sus derechos, la que irradió
integralmente en su andar por los predios estudiantiles y a la estelar en la
Coral Universitaria y en su grupo de danza.
Desde enero de 1959 y hasta su último minuto, se
consagró al bienestar de la familia cubana, con énfasis en sus niños y niñas y
lo demostró cuando tuvo la brillante
idea de iniciar, impulsar y crear los
círculos infantiles el 10 de abril de 1961, con el propósito de favorecer la
integración plena de la mujer a la sociedad y fomentar la formación de los niños y niñas desde las
edades más tempranas.
Vilma por su
desempeño a su tránsito por la
vida supo ser protagonista en cada escenario, pero al marcharse dejó su legado, como
ejemplo y guía para las nuevas generaciones y como muestra de que no existe obstáculo que la
mujer cubana no supere.
Es por eso que en Sandino previo a la conmemoración desarrollan
múltiples actividades, entre las que se
encuentran intercambios entre federadas donde se resalta su vida y obra,
exposición y presentaciones de libros, entre muchas otras.
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