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En momentos en que el pueblo vueltabajero se prepara para
recibir el próximo 17 de enero la caravana de la libertad que hace 60 años
llegara a Pinar del Río liderada por el Comandante Fidel Castro, también evoca la
vida y obra de Celia Sánchez Manduley precisamente este 11 de enero cuando
se cumplen 39 años de su muerte.
Y es que no se puede hablar de los momentos trascendentales
de la Revolución Cubana sin hacer alusión a las importantes tareas y
responsabilidades que de manera activa asumió Celia, fiel amiga del
líder histórico Fidel Castro y las innumerables obras tan significativas que
emprendió después del triunfo del 1 de enero de 1959.
La legendaria combatiente fue la primera mujer en integrar el Ejército Rebelde, que demostró que las mujeres cubanas también podían ocupar posiciones de combatientes guerrilleras, en los combates contra las fuerzas militares de la tiranía batistiana.
Cumplió importantes misiones en el abastecimiento de la guerrilla y luego se convirtió en combatiente directa en las más difíciles condiciones, consciente del peligro que la acechaba.
Considero que la no presencia física de Celia y de Fidel no dejó vacíos para los cubanos, sino espacios llenos, dejaron ideas, compromisos, tareas y esperanzas en la construcción de un mundo mejor. El legado de ambos será la fuente de inspiración para llevar adelante las ideas plasmadas en el concepto de Revolución y el nuevo modelo social que construimos.
Llegue desde cada bloque de federadas, cada centro estudiantil o laboral y cada rincón del municipio más occidental de Cuba el homenaje a la más autóctona Flor de la Revolución, Celia Sánchez Manduley.
La legendaria combatiente fue la primera mujer en integrar el Ejército Rebelde, que demostró que las mujeres cubanas también podían ocupar posiciones de combatientes guerrilleras, en los combates contra las fuerzas militares de la tiranía batistiana.
Cumplió importantes misiones en el abastecimiento de la guerrilla y luego se convirtió en combatiente directa en las más difíciles condiciones, consciente del peligro que la acechaba.
Considero que la no presencia física de Celia y de Fidel no dejó vacíos para los cubanos, sino espacios llenos, dejaron ideas, compromisos, tareas y esperanzas en la construcción de un mundo mejor. El legado de ambos será la fuente de inspiración para llevar adelante las ideas plasmadas en el concepto de Revolución y el nuevo modelo social que construimos.
Llegue desde cada bloque de federadas, cada centro estudiantil o laboral y cada rincón del municipio más occidental de Cuba el homenaje a la más autóctona Flor de la Revolución, Celia Sánchez Manduley.
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